Opinión | SALA DE MÁQUINAS

Gobernar Cataluña

Al igual que sucedió con las elecciones vascas, lo importante en las inminentes catalanas no va a ser tanto el candente resultado de las urnas como lo será el frío cálculo de su gobernación territorial.

Desde la óptica de la izquierda, la mayoría de analistas se vienen inclinando por un gobierno de coalición entre PSOE y Esquerra, estructural o estratégicamente apoyado por los comunes. Desde el punto de vista constitucional no sería mala opción. Pero, para llevarla a cabo, habrá en primer lugar que decidir cuál de los dos líderes, si el socialista Salvador Illa o el nacionalista Pere Aragonès, preside la Generalitat.

¿Estarán dispuestos uno y otro a entenderse? ¿Lo estará, al menos uno de ellos, a ceder la presidencia? Ahora mismo, no parece nada fácil. El que está más entrenado a la renuncia, a la derrota, a la oposición, es el obediente Illa, fiel peón de Pedro Sánchez, a quien el jefe podría sacrificar de nuevo -Illa ya ganó antes en Cataluña, pero nunca gobernó- en aras de seguir avanzando en «la pacificación». Las bases de Esquerra celebrarían por todo lo alto que Aragonés volviera a presidir la Generalitat doblando parlamentariamente la mano a un PSOE que, con práctica seguridad, le habrá vencido electoralmente.

Para Pedro Sánchez, ceder la Generalitat a Esquerra le supondría asegurar sus votos en el Congreso de los Diputados. A cambio, o por contra, tendría enfrente, tanto en Cataluña como en Madrid, a la ultraderecha nacionalista. Esto es, a Junts.

El partido de Puigdemont, de un sectarismo feroz, corre el riesgo de quedar apartado de las negociaciones a la Generalitat, y pasar a la oposición. En ese caso, Puigdemont, según él mismo ha anunciado, se retiraría de la política, dando paso a Turull o a alguno de los otros lobos de la camada indepe, cuyos aullidos se oirían en el mismísimo palacio de La Moncloa. Junts dejaría de apoyar a Pedro Sánchez, con lo que el PSOE perdería su «mayoría de progreso», viéndose obligado a no legislar, a no presupuestar, a no gobernar, o a hacerlo por decreto…

El 13 de mayo tendrán que sentarse, en fin, hasta que alguno de los tres se levante.

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