Mujer y Deporte

Ana López. Una carrera con espejo

La bilbilitana Ana López labra una prometedora trayectoria, disputando ya la Copa del Mundo júnior, con el referente de su hermano Rafa

Ana López posa con la equipación de su equipo, el Club Ciclista Oscense, en Calatayud.

Ana López posa con la equipación de su equipo, el Club Ciclista Oscense, en Calatayud. / SERVICIO ESPECIAL

Los referentes son muy necesarios en la vida y, si se tienen muy cerca, se convierten en un espejo indiscutible, que es lo que ha vivido Ana López con su hermano Rafa. Esta ciclista de Calatayud (3-9-2007) encontró en el ciclocross su pasión, que le ha llevado a disputar en Tabor (República Checa) y con la selección la Copa del Mundo hace una semana, acabando en el puesto 28º de categoría júnior. «Mi padre ha hecho siempre bici, pero el gusto se lo cogí gracias a mi hermano, es el que me animó a competir», asegura Ana sobre sus inicios, que en deporte estuvieron en el atletismo y en una evolución que ambos han llevado de forma paralela en el ciclismo para acabar en el ciclocross.

Rafa está ahora en categoría sub-23 y también ha disputado carreras con la selección aragonesa y ese referente para Ana fue «algo progresivo, al principio me atraía y todo llegó poco a poco, fui saliendo con él en bici y le acabé cogiendo el gusto. Fuimos haciendo ciclocross, porque primero hacíamos más montaña y hemos ido mejorando los dos a la vez. Piques no hay, aunque sí somos competitivos, claro, pero nos ayudamos en todo lo que podemos», explica esta ciclista, que ha optado por la especialidad más dura, aunque eso es «dependiendo de la carrera y de cómo te la quieras tomar. El ciclocross castiga bien las piernas, estás todo el rato pendiente para bajarte y subirte de la bici y los circuitos son la clave, porque cambian mucho a medida que pasan los corredores».

Ana López, antes de un entrenamiento.

Ana López, antes de un entrenamiento. / SERVICIO ESPECIAL

Duro era sin duda el de Tabor, donde la corredora del Club Ciclista Oscense, el equipo elegido tras sus inicios en la Escuela de Calatayud y no menos fundamental en su meteórica carrera, tuvo delante un escenario con mucho barro y hielo por el frío en el día previo a la prueba, «pero cuando competimos se había hecho líquido y resbalaba mucho. Resultó durísimo», dice la bilbilitana, que en la carrera fue de menos a más para acabar siendo la segunda española, solo superada por Lorena Patiño, actual campeona nacional y que entró 4 puestos por delante.

«Lo que quiero es seguir disfrutando y aprendiendo, eso es lo principal, siempre buscaré el mejor resultado posible, pero sin marcarme un reto a futuro, aunque ojalá pueda hacer una carrera larga»

El futuro, pues, se presenta halagüeño para Ana. No exento de esfuerzos, con seis días de entrenamiento a la semana para compaginarlo con los estudios de Bachillerato y los viajes: Cataluña, País Vasco, Madrid, Holanda, Bélgica, Chequia... «Mis padres están haciendo mucho sacrificio y lo valoro, como también el esfuerzo del Club Ciclista Oscense», indica. Y no se pone techo. «Lo que quiero es seguir disfrutando y aprendiendo, eso es lo principal, siempre buscaré el mejor resultado posible, pero sin marcarme un reto a futuro, aunque ojalá pueda hacer una carrera larga», afirma, con la humildad como premisa.

De momento, su temporada en el ciclocross ya ha finalizado y ahora, tras un pequeño y merecido descanso, hará BTT hasta junio y después del verano regresará a su especialidad. Sin ir más lejos, en carretera ha ganado en 2023 la Vuelta al Bajo Aragón en cadetes, pero «tengo claro que lo que más me gusta es el ciclocross, es donde quiero llegar lo más alto posible». Y ahí ve como referentes a Mathieu van der Poel o Fem van Empel, dominadores mundiales, pero el espejo principal lo tiene al lado.