SUCESOS EN RAGÓN

Un policía local acusa a un vendedor del rastro de La Almozara de propinarle una patada en la cabeza

El acusado carga contra los agentes al recordar cómo se abalanzaron sobre él sin que existiera un "forcejeo" previo

"Le dije que le tenía que decomisar la mercancía. Cuando me agaché a recogerla, se abalanzó sobre mí con una patada hacia mi cabeza", declaró el agente

F. C. C., ayer, en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal numero 5 de Zaragoza. | A. T. B.

F. C. C., ayer, en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal numero 5 de Zaragoza. | A. T. B. / A. T. B.

El Juzgado de lo Penal número 5 de Zaragoza juzgó ayer a F. C. C. (España, 1961) como presunto autor de un delito de atentado contra la autoridad por, supuestamente, propinar una patada en la cabeza a un agente de la Policía Local que le obligó a abandonar el puesto de venta ambulante instalado en un lugar «no autorizado» en las proximidades del rastro de La Almozara. El acusado se defendió de la acusación que pesa sobre él al recordar ayer que fueron los agentes quienes se abalanzaron sin que llegara a existir un «forcejeo» entre ellos. «Me cogió el agente, me tiró la manta, se me echaron encima y me arrastraron como si ahí me hubiera muerto», declaró.

Una versión totalmente diferente de los hechos que ofrecieron los policías locales que participaron en la citada intervención. Ambos coincidieron en que, cuando llegaron al rastro, se percataron de la presencia de varios vendedores en una zona que no estaba autorizada para ello, de tal modo que todos huyeron de allí al percatarse de la presencia policial. «Solamente se quedó él y le dije que le tenía que decomisar la mercancía. Cuando me agaché a recogerla, se abalanzó sobre mí con una patada hacia mi cabeza», declaró el agente que resultó herido con erosiones leves en el antebrazo. «A lo que me giré, vi que mi compañero estaba forcejeando con él y fui rápidamente a ayudarle», añadió el segundo de los agentes.

Por todo ello, el ministerio fiscal solicita una pena de un año de cárcel por un primer delito de atentado a agente de la autoridad y el pago de una multa de 360 euros a razón de seis euros diarios durante dos meses por un segundo delito leve de lesiones. La defensa ejercida por el abogado Pablo Jiménez, por su parte, interesó la absolución de su representado al considerar que la maniobra del acusado con «una patada pseudoacrobática» es «muy poco compatible» con la discapacidad que presenta. 

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