SUCESOS EN ARAGÓN

Otra condena para los parricidas del Picarral por torturar hasta la muerte a su hija de 2 años

Ambos fueron condenados a la pena de prisión permanente revisable y ahora aceptan seis años de cárcel por el maltrato diario al que sometieron a la pequeña Laia y a su hermano

La mujer acepta otros tres años de prisión por la sustracción de los menores al incumplir la sentencia de divorcio

Un parricidio "dantesco" y lleno de irresponsabilidades

Cristian Lastanao Valenilla y Vanesa Muñoz Pujol, en el banquillo de la Audiencia Provincial de Zaragoza. | ANDREEA VORNICU

Cristian Lastanao Valenilla y Vanesa Muñoz Pujol, en el banquillo de la Audiencia Provincial de Zaragoza. | ANDREEA VORNICU / A. T. B.

Los parricidas del Picarral –Cristian Lastanao Valenilla (España, 1987) y Vanesa Muñoz Pujol (España, 1992)– conocieron hace unos meses que pasarán el resto de sus vidas entre rejas por torturar diariamente a su hija de dos años –Laia– hasta alcanzar su objetivo: darle muerte. La sentencia les condenó como autores de un delito de asesinato, pero sus visitas a los juzgados no terminaron entonces porque todavía tenían pendiente una causa paralela por los maltratos diarios a los que sometían a la niña y a su hermano. Hace unas semanas, ambos aceptaron una pena de seis años de cárcel al reconocer episodios tan macabros como introducir ropa manchada de excrementos en la boca de los pequeños.

Estos fueron los términos del acuerdo suscrito entre el ministerio fiscal, la acusación particular a cargo del abogado Manuel Hatero y la defensa de los procesados ante el Juzgado de lo Penal número 3 de Girona. La citada conformidad, no obstante, recoge otros tres años de cárcel para Vanesa porque también se le considera autora de un delito de sustracción de menores. Y es que la mujer incumplió la sentencia de divorcio firmada por el Juzgado de Primera Instancia número 6 de Girona que acordaba el retorno de los niños con Vanesa y establecía un plan de acoplamiento a pesar de que los servicios sociales lo desaconsejaban con «informes muy contundentes». Pero Vanesa no respetó el cronograma y, a partir del 25 de julio de 2020, no devolvió a los niños para convertir su vida en un auténtico infierno en el número 2 de la calle Sánchez Arbós.

«La Administración catalana se puso en contacto con la administración competente en Aragón, quien a su vez hizo lo mismo con la Fiscalía de Zaragoza a efecto de coordinar una actuación que permitiera asegurar el bienestar de los menores», recoge la sentencia como hechos probados, a lo que añade: «Sin embargo, Vanesa desatendió los requerimiento de todos los organismos y no acudió a las citas que le pautaron, todo ello, con ánimo de mantener a sus hijos sin vinculación con el entorno familiar y asistencial que disfrutaban hasta la fecha».

A ello aludió una trabajadora social durante el juicio celebrado en octubre de 2023 en la Audiencia Provincial de Zaragoza, donde recordó los reiterados contactos con las instituciones aragonesas para separar a los niños de «una madre maltratadora». «Hay reiterados intentos de los servicios sociales de Girona con envíos de documentos y llamadas a protección de menores insistiendo en peligro inminente, riesgo alto y desprotección», denunció la trabajadora social.

Una tortura diaria

Laia y su hermano, al mismo tiempo, se convirtieron en el objeto de burla de Cristian y Vanesa, quienes les maltrataban diariamente al introducirles pimienta y ajo en la boca e incluso guindillas picantes. También los colgaban de las perchas –«la cara de pánico de la niña era terrible, es una de las caras más terribles que hemos podido ver», declararon los agentes del Grupo de Homicidios– y los encerraban durante horas en un armario.

Estas prácticas quedaron acompañadas de episodios de violencia física con golpes frecuentes en la cara y en otras partes del cuerpo, tal y como quedó constatado con la autopsia al apreciar más de cien heridas en el cuerpo de Laia. La pequeña murió como consecuencia de una peritonitis mortal derivada de la sección completa del duodeno que le llevó a una muerte agónica y lenta durante las 48 horas previas a su fallecimiento.

El presidente del tribunal del jurado, el magistrado Alfonso Ballestín, les condenó a la prisión permanente revisable y el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) confirmó el fallo, a la espera de que sea firme una vez llegue al Tribunal Supremo tras el recurso de casación formulado por los abogados defensores de Cristian y Vanesa.

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